martes, marzo 27, 2007

VENEZUELA: MUNICIPIO DE ASENTAMIENTOS Y GRANDES TRADICIONES DE LA CULTURA HAITIANA
Por: M.Sc. Silvia Alvarez Ramos.

El conocido hoy como municipio de Venezuela, en la provincia Ciego de Avila, porción central de la República de Cuba, constituye uno de los lugares donde se asentaron en número importante los inmigrantes haitianos arribados a la Isla como braceros para la zafra azucarera en las primeras décadas del siglo XX.

La historia y surgimiento de estos predios se remontan al siglo XVI.

En 1577 el cabildo de Sancti Spíritus, a cuya jurisdicción pertenecían las tierras que hoy conforman la provincia de Ciego de Ávila, hizo la demarcación de un número considerable de hatos y corrales, entre ellos se encontraban: Ciego de Ávila, Las Chambas, Nauyú, Los Perros, Morón, La Guira, Júcaro, Baraguá, Lázaro López, Dos Hermanas, entre otros.

Estas tierras estaban habitadas por indios organizados y divididos en dos cacicazgos: el de Ornofay, al sur, y el de Cubanacán, al norte, subdividiendo a poblados que los colonizadores llamaron “paraderos” y entre ellos se encontraba “Sabanalamar.”

En el libro La fiesta de los Tiburones señala su autor, el avileño Reinaldo González premio Nacional de Literatura:…”Y empezó a oírse el nombre del Quince y Medio que hasta ese momento pocos conocíamos. Venían hombres de negocios, sembradores y carpinteros preguntando por el Quince y Medio.

“La gente empezó a mudarse y aquello parecía una feria. Venían con familias enteras, bultos de ropas y cuanto Dios creó. Mientras más llegaban más pedía el ingenio nuevo.

“En Ciego de Avila todo el mundo sacaba la cuenta de qué sabía hacer y qué iba a declarar cuando le preguntaran los de la compañía. No había otro tema. Esperábamos matar el hambre vieja con el ingenio.

“Vinieron de muchas partes: isleños, asturianos, jamaiquinos, haitianos, y hasta chinos vi por aquí. No le diré que tantos como iban a venir después, pero algunos chinos descarriados ya andaban por el Quince y Medio en los primeros tiempos del ingenio.

“A partir de 1910 se incrementan sustancialmente los capitales de comerciantes en el Quince y Medio predominando el español, el chino y el nativo en menor escala. Así surgieron tiendas de víveres, de ropa y calzado, varios cafés y bares, una carretería para reparar estos equipos, dos tejares, que producían ladrillos de arcilla para la industria azucarera y otros usos, así como porrones y otros utensilios, fondas, gasolineras, ferreterías, talabarterías, herrería, panadería, un pequeño matadero de reses y un hotel entre otros; carnicería, limpiabotas ambulantes, tren lavado de ropa manejado por lo general por chinos, cine-teatro, servicio de acueducto privado de la familia Sánchez, cocheros de ómnibus privado, e incluso en el lugar funcionaba la alcaldía mi barrio”.

“Con la llegada de la Primera Guerra Mundial este comercio prosperó notablemente y continuó su compás de desarrollo paralelamente al auge de la producción azucarera, surgiendo incluso una sucursal bancaria que desapareció con la crisis de 1921.

“El poblado floreció y se convirtió en el centro comercial de mayor importancia del territorio. Como los dueños del central no permitían en sus predios otros intereses que no fueran los de la compañía esta medida favorecía directamente el gran desarrollo que alcanzó el Quince y Medio.

“Allí se efectuaba el comercio con las áreas rurales, los mítines y actos políticos, se encontraban ubicados el local del Sindicato Azucarero, los locales de los partidos políticos…Todo este desarrollo del comercio posibilitó que floreciera una pequeña burguesía en el pintoresco poblado.

“Otro de los factores que incidió en este florecimiento fue el ferrocarril de Júcaro a Morón, debido a que en el centro del pueblo fue construido el paradero o estación de Silveira, lo cual facilitaba el transporte de mercancía y mensajeros. Aunque existía un camino desde este lugar hasta la ciudad de Ciego de Ávila, el mismo se encontraba en muy malas condiciones y en época de lluvia era prácticamente intransitable, por lo que el ferrocarril monopolizaba todas las transportaciones hasta este lugar.

“Por este desarrollo que va adquiriendo el central Stewart y el poblado del Quince y Medio, la compañía norteamericana permite la fundación del Club Social del central Stewart, que contó siempre con la ayuda de Gumersindo Camacho, administrador de la entidad, quién fue desde el año 1927 el presidente de honor del mismo. El club era solamente para blancos de prestigio y empleados de confianza del ingenio, para la selección de los “socios”, entraban a jugar diferentes factores como: posición política y económica, rasgos físicos y vínculos con la raza negra”.

El desarrollo de este tipo de institución fue tan importante que los cronistas de la época señalaban que:…”En el central Stewart se ha de encontrar el viajero una capital en miniatura, donde resplandece una sociedad fina, culta y adinerada. El Club social es una demostración evidente. Quizás en la mayor parte de los pueblos de la República conozcan este centro social adonde acude un escogido grupo cuyo rasgo principal se encuentra en el espíritu de distinción que le anima y ennoblece.”

LA INMIGRACION HAITIANA

En las décadas iniciales de los años 1800 se conoce que llegaron los primeros inmigrantes haitianos a la isla, esa vez como esclavos de las dotaciones de colonos franceses.

Entre los años 1913-1921 embarcan hacia la Isla alrededor de 81000 haitianos como braceros para la zafra azucarera, que se asentaron fundamentalmente en las antiguas provincias del Oriente del país y del Camagüey. En este período vinieron hombres solos, del 1923 al 1927 ocurre otra gran oleada migratoria, en el cual ya se hacen acompañar de sus esposas, las que ayudaron a costear los gastos y la economía de la familia con su trabajo, Poco a poco se fue haciendo numerosa la familia con los hijos y nietos que iban naciendo en esta tierra.

El trabajo de educarlos y mantenerlos fue muy difícil debido a que se contaba con 7, 10, 12, 14, 18 y hasta 20 hijos que por demás también fueron creando sus familias. En los bateyes no había escuelas ni maestros, los centros educacionales quedaban muy distantes y los padres, tratando de proteger a sus hijos contra cualquier tipo de peligro, no los matriculaban.

No había tampoco el dinero para realizar esos gastos porque la enseñanza se pagaba, no era gratuita. El dinero que entraba en la casa no daba para comer, mucho menos para pagar los libros, las libretas, el maestro y cuantas necesidades se presentasen. Entonces se enseñaba por tradición oral, o de lo contrario un haitiano mayor enseñaba el creóle a su manera, sin método de estudio.

En aquel tiempo era obligatorio prepararse para laborar en el campo en el caso de los varones y para labores domésticas las hembras. Se pueden citar como familias de muchos hijos en estos lares las de: Juliana Baró, Emilia Luis, Ernesto Martínez, las hermanas: Cristina, Inés y Emelina Ramos Martínez; todas ellas hijas y descendientes de haitianos.

A pesar de todo ello se mantenía en la conciencia y en los sentimientos del emigrado una idea fija: regresar de nuevo a su tierra después de haber alcanzado progreso económico y posición decorosa que le permitiera disfrutar de buen reconocimiento y estatus social.

Estas ideas fueron tronchadas; en realidad no era tan fácil obtener trabajo y dinero como se decía en los rumores que escucharon en su país; se vieron envueltos en un callejón sin salida, no les quedaba otro remedio entonces que quedarse y aplatanarse en una tierra que poco a poco los fue aceptando como verdaderos hijos, como patrimonio de su cultura.

El deseo de regresar a Haití nunca desapareció de sus mentes y mucho menos de sus corazones.

De esta forma la inmensa mayoría de inmigrantes de esta etnia, que llegaron de Camphenague, Les Cayes, La Zil, San Lois, Tobec y de Puerto Príncipe, se asientan y van apareciendo sus agrupaciones en los poblados en la otrora región de Ciego de Ávila en los centrales azucareros: Stewart, Jagüeyal, Santo Tomás, Jatibonico, Algodones y Ciego de Ávila. Fueron utilizados como mano de obra para las actividades inherentes a la caña de azúcar y plantaron su semilla y su sudor en zonas apartadas de donde había una vida urbana rodeada de grandes negocios, en los bateyes cercano a los cañaverales.

Cuenta el longevo de 105 años, Antonio Guerrero Néstor (Edgard Guerrier, en creóle), quien fue Delegado ante el Cónsul de Haití en Cuba en la provincia de Camaguey para representar los intereses de los haitianos que vivían en los centrales azucareros, que: “Los haitianos, al igual que los gallegos e isleños, venían a Cuba en búsqueda de dinero pero, a diferencia de estos últimos, los haitianos vivían en pésimas condiciones en barracones. Después los barracones se forraron y comenzaron todos a vivir juntos y nada se perdía, se dormía en hamacas y en yaguas. Después, los hombres trajeron a mujeres haitianas e hicieron sus casitas de yagua, vivieron allí y después el dueño de la finca les comenzó a darles materiales para que ellos pudieran arreglar el barracón. Eso solamente no era así en el Quince y Medio, sino en todos los pueblos de Cuba.”

En el año 1919 se funda el Liceo, sólo para blancos, del que eran socios lo más “selecto” de la pequeña burguesía comercial y los colonos. Se llevaron a efecto las elecciones reglamentarias como establecían las leyes de aquella época.

Ya en 1927 existen tres sociedades divididas por la posición social y el color de la piel: El Club Social del central Stewart, el Liceo del Quince y Medio y la Sociedad “Mariana Grajales”.

También se dieron pasos importantes para fundar el Club de Jagüeyal, ocurrido años más tarde, el que organizó las fiestas del Palenque de Jagüeyal, lugar que tuvo importante trascendencia histórica en la lucha revolucionaria del año 1959. En el poblado de Júcaro se comenzaban también a desarrollar algunas actividades de tipo social patrocinadas por el gremio de la localidad que se aglutinaría posteriormente para celebrar los días 8 de septiembre, las fiestas en honor a la Virgen de la Caridad del Cobre, la que se sacaba en procesión por el mar sincretizándose con la Virgen María, madre de Dios.

Los lugares donde se fueron asentando los haitianos y sus descendientes se les denominaba como colonia cañera (el nombre de colonia venía desde el tiempo de los españoles) porque era propiedad de un terrateniente el cual se conocía por el sobrenombre de colono.

Las colonias en estos lugares se llamaron: La Carmita, El Porvenir, Andrés Morgado, Chiva o Lazo de Oro, La Caoba, Los Morenos, Don Simón, Área, Chivo, La Ofelia, Rasco, Isidoro, Dumoy, Domínguez, Eduviges, Venezuela, Caballé, Pitajones, La Americana, Josefina, Morenos en el Quince y Medio, Cesáreo, Robaina, Palma, Bravo, La Susana, Pina I, y Pina II, Castillo, Tres Bateyes, Brunes, Gato Prieto, Candita, La Ignacia y, Guiro, Patato, Hoyo de la Palma, Progreso y Palmarito.

Precisamente, Antonio Guerrero Néstor, que fue la personalidad más distinguida de estos asentamientos, desempeñó un papel muy importante en función de unificar la comunidad haitiana en esta zona. Señala que ellos no fundaron ninguna asociación, ni crearon ningún club; se mantuvieron alejados de cualquier tipo de organización que pudiera inmiscuirse en su cultura, en sus ritos, tradiciones, costumbres o religión; mantuvieron su cultura cerrada e impenetrable ante aquellos, que curiosamente querían saber lo que no se podía ni se debía decir. Utilizaban para ello la comunicación en creóle, su idioma natal, que por tradición oral fueron aprendiendo sus hijos y nietos. Hubo quien, ajenos a ellos, poco a poco pudo ganarse su amistad y aprendió de golpe y porrazo la lengua que cada vez se hacía común escuchar.

Ni los propios descendientes pudieron saber con claridad muchos de sus misterios, de sus secretos y de sus poderes para la adivinación en los cultos, los que gozaban de gran popularidad y de aceptación de las personas que vivían en el batey y sus alrededores, fundamentalmente de los blancos, que vieron en el haitiano al individuo con poder sobrenatural para la curación, la predicción del futuro y la protección de las grandes tragedias que pudieran sobrevenirle.

Entre los ritos religiosos practicados por esta comunidad se encontraban los bembés haitianos (festín que movilizaba a todas las personas que amaban a los haitianos, que eran muchas y creían en sus milagros), la ceremonia del vodú, y la semana santa, en la que se le rendía culto a los ancestros en su propia casa.

Los bailes de salón de corte francés constituían una forma refinada y culta de manifestarse en la sociedad, se hacía gala del buen vestir, de las buenas maneras, de la buena conducta y de las excelentes relaciones que existían entre las familias haitianas que eran invitadas con antelación a bailar en una glorieta destinada a tales efectos, ejemplo de ello lo constituyó la familia de Julia Martínez (en creóle, Neilá Chéri).

Las comidas de preferencia fundamentalmente se centraban en: el congrís de frijol negro, colorado o gandúl, y el arroz blanco, el potaje de frijol negro o colorado con dakey, la sopa de pan, la carne de cerdo, el pollo criollo, el pescado o el tazajo, la vianda hervida, que podía ser ñame, la yuca, el boniato, la calabaza, el quimbombó cosechado en las parcelas de tierra o en el “sitio” que poseían alrededor de la casa; también era común el dulce de fabricación casera: de calabaza china, el bombón, maní, ajonjolí, boniatillo, arroz con leche, coco; también se cocinaba el pan haitiano; los dulces se fabricaban fundamentalmente por mujeres y en abundancia para ir a vender a los cortes de caña donde laboraban los hombres; también hacían bebidas de gran sabor: el liké y el tiféi; se vendían las botellas de ron y de vino.

También se celebraban las fiestas del Primero de Enero, fecha de la independencia, triunfo de la Revolución de Haití en 1804. Ese día las familias se saludaban, los mayores aprovechaban para aconsejar a los niños y jóvenes de la familia acerca de lo que era bueno y malo, de lo que se debía hacer y lo que no se debía hacer, del sentido de la honradez, honestidad, seriedad, del respecto a la dignidad humana y la consagración al trabajo para poder vivir con la frente en alto sin abochornarse del sudor de sus manos y no del trabajo ajeno, porque robar era el acto más vergonzoso y abominable en que un hijo, nieto o pariente podía incurrir. Estos hechos no se aceptaba en la familia; se tomaba sopa de pan con calabaza, se le hacían regalos a los pequeños. Era un día singular que se iba de batey en batey para felicitar y saludar a otros paisanos, se le deseaba lo mejor, tranquilidad, bienestar, paz y prosperidad.

lunes, marzo 19, 2007

UNE PRÉSENCE RENE PREVAL, PRÉSIDENT DE LA HAÏTI, UN COMPORTEMENT DU GROUPE UNIQUE VOCAL DANS CREOLE DESANDANN

Le président de la Haïti René Preval a assisté dans la nuit du dimanche 18 mars à l'habit de fête de la rencontre de la Semaine de la Francofonía 2007, où il a mis en action le groupe vocal Desandann.

Accompagné par les ambassadeurs de la France et de la Haïti dans le Plus grand des Antilles, Marie - France Pagnier et Jen Raymond Simon, respectivement, et des fonctionnaires du Ministère des Affaires étrangères de la Cuba et d'autres représentants du Corps Diplomatique accrédité dans le pays, Preval il a aussi joui du comportement du groupe de danses arabes Aisha-Al-Hanan.

Le Président haïtien est arrivé en Cuba moyenne des heures d'avance, et a été direct dès l'aéroport vers le théâtre de l'Auditorium du Musée National de Beaux Arts où on présenterait le groupe vocal.

Desandann, un groupe unique vocal dans creole une connaissance jusqu'au moment en Cuba et dans le domaine de la Caraïbe, incluse la propre Haïti, il a surgi en 1994 comme initiative de quelques descendants de la communauté haïtienne, spécialement de sa directrice, Emilia Díaz Chávez, élevée au grade de Direction Chorale en 1978.

Son répertoire, tout dans creole, provient du folklore haïtien et montre de nos jours de divers rythmes et genres : l'yambalú, la meringue, une musique religieuse d'origine du vudú, et les autres. Parfois ils incorporent des mouvements corporels, très typique chez le Haïtien et avec certaine influence cubaine, comme accompagnateurs de l'interprétation orale.

Tant en Haïti, où ils ont agi dans quelques opportunités, comme aux États-Unis de l'Amérique du Nord - le lieu dans lequel ils ont été dans trois opportunités-, la France, le Canada, la Martinique et le Mexique ont connu de son art merveilleux vocal.

Le groupe a été récompensé dans divers certámenes nationaux et internationaux, et reçu la reconnaissance et l'hommage des autorités et le people de la province de Camaguey et d'autres territoires du pays.

Des descendants de Haïtiens ont précédé à son comportement à l'habit de fête l'interprétation de quelques nombres vocaux de la Cantoría Martha Jean Claude, un groupe d'enfants de 6 à 16 ans d'âge, et dirigés par Teresita Romero Miranda, du propre groupe Desandann.

Dans une occasion de la Semaine de la Francofonía 2007 a réalisé le vendredi 16 une conférence sur l'apport de Jacques Roumain à la promotion de la diversité culturelle, au compte du Docteur Jean Maxius Bernard, Conseiller au compte des affaires culturels de l'Ambassade de la Haïti en Cuba, et une dégustation de plats variés typiques haïtiens.
PRESENCIA RENE PREVAL, PRESIDENTE DE HAITI, ACTUACION DEL UNICO GRUPO VOCAL EN CREOLE DESANDANN

El presidente de Haití René Preval asistió en la noche del domingo 18 de marzo a la gala del encuentro de la Semana de la Francofonía 2007, donde actuó el grupo vocal Desandann.

Acompañado por los embajadores de Francia y de Haití en la Mayor de las Antillas, Marie- France Pagnier y Jen Raymond Simon, respectivamente, y de funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y otros representantes del Cuerpo Diplomático acreditado en el país, Preval disfrutó también de la actuación del grupo de danzas árabes Aisha-Al-Hanan.

El Presidente haitiano arribo a Cuba media horas antes, y fue directo desde el aeropuerto hacia el teatro del Auditorium del Museo Nacional de Bellas Artes donde se presentaría el grupo vocal.

Desandann, único grupo vocal en creole conocido hasta el momento en Cuba y en el área del Caribe, incluido el propio Haití, surgió en 1994 como iniciativa de varios descendientes de la comunidad haitiana, en especial de su directora, Emilia Díaz Chávez, graduada de Dirección Coral en 1978.

Su repertorio, todo en creole, proviene del folklore haitiano y muestra hoy día diversos ritmos y géneros: el yambalú, el merengue, música de origen religiosa del vudú, y otros. A veces incorporan movimientos corporales, muy típico en el haitiano y con cierta influencia cubana, como acompañantes de la interpretación oral.

Tanto en Haití, donde han actuado en varias oportunidades, como en Estados Unidos de Norteamérica –lugar en el que han estado en tres oportunidades-, Francia, Canadá, Martinica y México han conocido de su maravilloso arte vocal.

El grupo ha sido premiado en diversos certámenes nacionales e internacionales, y recibido el reconocimiento y homenaje de las autoridades y pueblo de la provincia de Camaguey y de otros territorios del país.

Antecedió a su actuación en la gala la interpretación de varios números vocales de la Cantoría Martha Jean Claude, una agrupación de niños descendientes de haitianos de 6 a 16 años de edad, y dirigidos por Teresita Romero Miranda, del propio grupo Desandann.

En ocasión de la Semana de la Francofonía 2007 se realizó el viernes 16 una conferencia sobre el aporte de Jacques Roumain a la promoción de la diversidad cultural, a cargo del Doctor Jean Maxius Bernard, Consejero a cargo de los asuntos culturales de la Embajada de Haití en Cuba, y una degustación de variados platos típicos haitianos.