lunes, octubre 03, 2011

REMEMBRANZAS SOBRE EMILIO BÁRCENAS PIER
La Asociación Caribeña de Cuba fue sede del encuentro que se realizó el sábado 24 de septiembre en ocasión del 85 aniversario del natalicio de EMILIO BÁRCENAS PIER.

El nombre y ejemplo de este valiente descendiente de haitianos, nacido en Guantánamo el 24 de septiembre de 1926, constituye un baluarte para toda la nación de cubanas y cubanos que hoy disfrutan del futuro por el cual él ofrendó su vida.

Remembranzas sobre Emilio Bárcenas Pier, a cargo de Elmo Pier Bárcena, uno de sus hermanos, y el festejo por el 85 aniversario de su natalicio fue el programa que se desarrolló este día.

Esperamos su presencia y la de integrantes de la Cátedra en este intercambio encaminado a rendirle homenaje a uno de los descendientes del querido pueblo haitiano.
OFRENDA FLORAL A EMILIO BARCENAS PIER
Una ofrenda floral se depositó el sábado 24 de septiembre de 2011 ante el monumento erigido a Emilio Bárcenas Pier, a la entrada de la Empresa Militar Industrial que lleva su nombre.
A la ceremonia concurrieron el señor Harry Guichard, Cónsul de la Embajada de Haití en Cuba, María Rollock, Presidenta de la Asociación Caribeña de Cuba, y varios integrantes de esa Asociación que son descendientes de haitianos, todos los cuales fueron recibidos por dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores Civiles de la Defensa (SNTCD).


Los Héroes del Trabajo Manuel Po Lazo, Jorge Luis Viera, Heriberto Díaz y Manuel Fernández, integrantes del propio (SNTCD), junto a Eusebio Gómez Sánchez, Secretario General del Sindicato Nacional, también acudieron este homenaje.


Marlen Grace Pino, dirigente del SNTCD, presentó pasajes de la vida de Emilio Bárcenas Pier ante un nutrido grupo de trabajadores de este industria presentes en la actividad.

sábado, octubre 01, 2011

RINDEN HOMENAJE AL ANTROPOLOGO HAITIANO JOSEPH ANTENOR FIRMIN EN CASA DE LAS AMÉRICAS

Casa de las Américas acogió un homenaje al antropólogo y político haitiano Joseph Antenor Firmin (1850-1911), en el año del centenario de su fallecimiento.


La conmemoración del centenario de la muerte de Firmin coincide con la declaración por la ONU del 2011 como Año de los Afrodescendientes.

En la jornada se presentó el texto Un acercamiento a La igualdad de las razas humanas, del destacado intelectual haitiano, editado por Ciencias Sociales.
La Embajada de Haití en Cuba y el Instituto Cubano del Libro fueron anfitriones de esta conmemoración.

Su pensamiento es conocido fundamentalmente a través de la obra De la igualdad de las razas humanas (1885), donde refuta al libro Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas del filósofo francés Joseph Arthur de Gobineau, reconocida como la obra inicial del pensamiento racista.

En el texto, Firmin asevera que "todos los hombres tienen las mismas cualidades y faltas, sin distinción de color o formas anatómicas". Se trata de una propuesta fundacional para la antropología crtítica y, sin embargo, resultó marginado durante años por su carácter "radical".

Esta obra adelantada para su tiempo ha sido revisitada en Cuba a raíz de la reciente publicación del folleto Un acercamiento a La igualdad de las razas humanas, a cargo de la Editorial Ciencias Sociales.


Coincidiendo con el año del centenario de su muerte fue presentado este estudio en la Casa de las Américas, en el contexto de un panel donde intervenieronn el periodista y ensayista Luis Toledo Sande, la historiadora Graciela Chailloux, el Excelentísimo. Embajador de Haití en Cuba, Jean Victor Geneaus, y el antropólogo y ensayista Jesús Guanche.

Joseph Antenor Firmin creó, asimismo, Le Messager du Nord, una revista sobre política y literatura. Se destacó la postura antimperialista y latinoamericanista que dominó su pensamiento, expresada, sobre todo, en 1891 en la Conferencia Monetaria Internacional Americana, donde representaba a su país como Ministro de Relaciones Exteriores.


Igualmente interesante fueron sus cruces y comunicaciones con el pensamiento martiano. Ambos hombres se conocieron durante la estancia de José Martí en Cabo Haitiano, Haití, y establecieron profundos vínculos.

Es ilustrativa la aparición de citas referidas al libro de Firmin entre la papelería que Martí portaba en el momento de su muerte.

(VER INTERVENCION DEL EXCELENTISIMO SEÑOR JEAN VICTOR GÉNÉAUS, EMBAJADOR DE LA REPUBLICA DE HAITI EN CUBA, EL 28 DE SEPTIEMBRE DEL 2011, EN LAS CASA DE LAS AMERICAS)
JOSEPH ANTÉNOR FIRMIN: UN GIGANTE DE NUESTRO CARIBE

(INTERVENCION DEL EXCELENTISIMO SEÑOR JEAN VICTOR GÉNÉAUS, EMBAJADOR DE LA REPUBLICA DE HAITI EN CUBA, EL 28 DE SEPTIEMBRE DEL 2011, EN LAS CASA DE LAS AMERICAS)

El excelentisimo señor Embajador JEAN VICTOR GÉNÉAUS expuso sus apreciaciones sobre la vida y la obra de Joseph Antenor Firmin.

Hoy, el pueblo heroico y solidario de Cuba, a través de una de sus instituciones faro, la Casa de las Américas, conmemora el Centenario de la muerte de Joseph Anténor Firmin.

Es para mí un honor estar aquí, no solo para rendir homenaje a este Haitiano vertical, a esta lumbrera del siglo XIX, a este promotor de la solidaridad caribeña, sino también para expresar nuestra gran satisfacción, y la del pueblo haitiano, por este gesto de hermandad de nuestro gran vecino del Caribe. Agradezco a Casa de las Américas el haberme invitado a compartir con ustedes algunas de las facetas de la vida y de la obra de este político que defendió los intereses nacionales y de nuestros hermanos caribeños.

Joseph Anténor Firmin era abogado, jurista, periodista, parlamentario, constitucionalista, antropólogo, historiador, economista especializado en cuestiones financieras, publicista, diplomático, y un hombre de Estado.
Sería pretencioso de mi parte y, materialmente imposible, querer pasar revista, en algunos minutos, de la carrera política de este gigante caribeño multidimensional del pensamiento y de la acción.

Firmin antirracista.

Conmemorar a Firmin, 100 años después de su muerte, se justifica por numerosas razones. Este gran militante del pensamiento científico fue el portador del estandarte de la lucha de los pueblos de color contra la pretensión de Occidente de hacer comprender al mundo que tenía el monopolio del conocimiento y del saber.

El aporte fundamental de Firmin fue el de impugnar y desenmascarar, sin demagogia y con argumentos científicos, a los grandes pensadores occidentales de su tiempo con el dominio de la Filosofía, de la Antropología, de la Sociología y de la Historia.

Este gran combate del pensamiento se produjo en Francia, país que dominaba en ese entonces la divulgación de la información a escala mundial y en donde se encontraba el punto de origen de las grandes corrientes del pensamiento. Reyes, emperadores y príncipes reinaban, durante esa época, como señores, mientras que el racismo servía de pedestal ideológico al colonialismo en expansión. Es en el mismo corazón de este templo de la inteligencia europea que el disidente intelectual haitiano, Firmin, rechazó las tesis anticientíficas del Conde Joseph Arthur de Gobineau, utilizadas también por los racistas para prolongar la esclavitud y por los colonos para dominar y desmembrar el continente africano.

Firmin, natural de un país que victoriosamente logró liberarse del yugo inhumano de la esclavitud y del colonialismo, hizo, sin lugar a dudas, una enorme contribución a la Humanidad desenmascarando el argumento anticientífico de la desigualdad de las razas. Firmin, que solamente tenía 33 años, también simbolizaba al hombre de color que no tenía ningún complejo ante el hombre blanco.


Investigadores, historiadores, periodistas y otros intelectuales acudieron a rendir homenaje a Joseph Antenor Firmin.

Los dirigentes políticos de nuestro Caribe le prestaron una atención particular a las ideas antirracistas difundidas por Firmin. Según el historiador cubano Rolando Rodríguez, entre los documentos que Martí llevaba consigo al morir en Dos Ríos, se encontraban notas escritas en un cuaderno concitas y aforismos en francés, y algunas en alemán, español y latín. Una revisión meticulosa de estos documentos permitió a este investigador descubrir que las notas tomadas por Martí provenían del libro de Firmin “De la Igualdad de las Razas Humanas”, que constituye una respuesta científica a la tesis racista expusta por Gobineau en su célebre “Ensayo sobre la Desigualdad de las Razas Humanas”.

Por otra parte, en 1908, en el año en que se crea en Cuba el Partido Independiente de Color, Joseph Anténor Firmin es nombrado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República de Haití ante el Gobierno de la República de Cuba. Posteriormente, el 3 de marzo de 1909, presentó las Cartas Credenciales que lo acreditaban como tal.

Muy temprano, Firmin fue testigo de la lucha conducida por el Partido de los Independientes de Color contra el racismo y por la justicia social. Mantuvo relaciones de amistad con algunos de sus principales dirigentes, como Evaristo Estenoz y Pedro Ivonet, de origen haitiano. En el hotel “Las Américas”, donde tenía su residencia, los recibía y sostenía con ellos discusiones animadas sobre la situación política en Cuba y donde consideraba su lucha como una causa justa. Estos contactos irritaron a las autoridades cubanas por considerarlos como una injerencia inadmisible en los asuntos internos del país. Como castigo, Firmin fue transferido de su puesto en Cuba como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Haití ante la corona británica.

El acto represivo más brutal llevado a cabo durante el gobierno de José Miguel Gómez (1909 a 1913) fue, a nuestro juicio, el aplastamiento de la llamada “Guerrita de los Negros”, o la “Masacre de 1912” o la “Guerra de las Razas”, motivado, fundamentalmente, por el temor a que en Cuba se produjera otra revolución negra como había sucedido en Haití en 1804; es decir, estaba presente el síndrome del miedo al negro dentro de una sociedad racista. Recordemos que con la pseudo-república iniciada en 1902, se posibilitó el ascenso de figuras de color en la política, aunque esto, desde luego, no garantizó el efectivo cumplimiento del artículo de igualdad constitucional.

Firmin: un Apóstol de la integración y de la solidaridad.

En 1880, se constituyó en París una célula de intelectuales latinoamericanos y caribeños cuyas reflexiones se focalizaron en la necesidad de alcanzar una solidaridad activa entre los pueblos de esta región. Es así que nace el proyecto de la creación de una Confederación Antillana que integraría a las naciones de la América Central, a los tres países bolivarianos con costas al Mar Caribe (Venezuela, Ecuador y Colombia) y a las Antillas. Después de la muerte del colombiano Torres Caceido, el sueño era, por sugerencia del puertorriqueño Ramón Emeterio Betances, agrupar en una federación a las islas hispanoparlantes, anglófonas y francófonas del Caribe. Los protagonistas de esta Confederación fueron, entre otros, Betances, Martí, Carvajal, Hostos, Luperón y Firmin.

Es importante destacar que aunque Firmin no tenía ni la visión ni la sensibilidad antimperialista de Martí, quien había vivido en las “entrañas del monstruo”, sí estaba consciente del peso y de las consecuencias político-económicas que traería para la región caribeña que el naciente imperialismo norteamericano lograse el control total de las Antillas, si tenemos en cuenta su estratégica posición geográfica.

Recordemos que el tercer presidente de los Estados Unidos, Thomas Jefferson, deseaba, abiertamente, que “Cuba y las islas de la región caribeña fueran anexadas como adición natural y bienvenidas al confort americano”.

La dimensión de una confederación antillana y las dificultades inherentes a su materialización no quebrantaron el impulso y el compromiso adquirido por sus protagonistas. En una de las correspondencias dirigidas a Firmin, Carvajal le recordaba que “las aspiraciones expresadas en esta idea son difíciles de realizar, no obstante ser elevadas y nobles. Usted que es uno de nuestras más altas personalidades, a quien le interesa mucho el destino de los pueblos, no debe quedar indiferente… Y quizás Usted sea uno de los maestros cuyo consejo elevado deba guiar nuestra marcha, a través de senderos desconocidos, hasta el límite de nuestras justas aspiraciones, que son las de formar un estado de todas las islas antillanas.

Nosotros hemos constatado la grandeza de la obra y considerado seriamente la distancia que nos separa para su realización; pero cualquiera que sea, estamos decididos a comenzar la tarea”.

Anténor Firmin también conoció a Antonio Maceo. El 5 de noviembre de 1889, bajo el Gobierno de Florvil Hyppolite, Antonio Maceo regresó a Haití. Si bien el mandatario haitiano le había prometido a España observar la más estricta neutralidad en los asuntos de Cuba, Anténor Firmin, en ese entonces Ministro de Relaciones Exteriores, cubrió al ilustre visitante de elogios y de atenciones, haciéndolo olvidar, a través de esta acogida hospitalaria, los malos recuerdos dejados por la actitud hostil del Presidente Salomon durante su estancia en Haití en 1879.

Cuatro años más tarde, el 5 de junio de 1893, durante uno de los viajes de José Martí a Cabo Haitiano en la preparación de la Guerra del 95, después de una estancia de dos días en Montecristi, se produjo el único encuentro entre el Maestro y Firmin, el “haitiano extraordinario”. Martí llevaba consigo una carta de recomendación que le había entregado en París el Dr. Ramón Emeterio Betances, líder independentista de Puerto Rico de renombre internacional. Es el mismo Betances que publicó en español un discurso de Wendell Philipps sobre Toussaint Louverture y una biografía del Presidente Alexandre Pétion. Este gran líder puertorriqueño visitó Haití en 1870 con vistas a obtener el apoyo del Presidente Nissage Saget a la causa independentista de Cuba y de Puerto Rico. Firmin declaró lo siguiente respecto a su encuentro con Martí.


“El gran patriota a quien Cuba reconociéndolo le otorgó el título de Apóstol, se presentó en nombre del Doctor Betances, quien le aconsejó visitarme. Nuestra conversación se desarrolló sobre el gran tema de la independencia cubana y la posibilidad de la creación de una confederación antillana. Salvo por las dificultades prácticas, estuvimos absolutamente de acuerdo sobre los principios.

Experimentamos el uno por el otro una simpatía irresistible. Puesto al corriente de la empresa audaz que este hombre elocuente, inspirado por una grandeza espiritual poco común, fomentaba, preparaba y preconizaba con una devoción apostólica, tomé la decisión de hacer todo lo que debía hacer a favor de esta causa sagrada entre todos”.

Firmin es conocido, sobre todo, como el patriota haitiano que se enfrentó al Contraalmirante americano Bancroft Gherardi en sus pretensiones de obtener la cesión del Mole de St Nicolas para convertirlo en una base de avituallamiento de la marina americana. Este enviado especial llegó a Haití el 26 de enero de 1891 a bordo del barco de guerra Filadelfia y convocó inmediatamente al Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario americano, Frederick Douglas, para informarle de su nominación como Enviado Especial encargado de conducir las negociaciones.

Dos días más tarde, el 28, fue recibido en el Palacio Nacional por el Presidente Hyppolite acompañado de su Ministro de Asuntos Extranjeros, Anténor Firmin. Sin rodeos, el Almirante presenta las reclamaciones del Gobierno americano, las que tenían por fundamento, según este Enviado muy especial, los servicios rendidos durante la lucha por el derrocamiento del Gobierno de François Denis Légitime y las promesas realizadas por los agentes de Hyppolite y de Firmin en el mismo período. Esta exigencia fue rechazada con firmeza y mucho tacto por Firmin quien no solamente negó que una promesa de ese tipo hubiera sido hecha nunca, sino también demandó que la solicitud fuera hecha por escrito y firmada. El Contraalmirante señaló que ningún acuerdo formal fue suscrito, pero insistió en que Hyppolite llegó al poder gracias a la ayuda americana.

La solicitud fue preparada a bordo del barco de guerra Filadelfia y llevaba solamente la firma del Contraalmirante Gherardi. Cuando ésta fue presentada al Canciller haitiano, quien estaba bien imbuido de las sutilezas técnicas de la diplomacia, reclamó al Contraalmirante la comisión que lo autorizaba a llevar a cabo semejante negociación, los términos de referencia y las instrucciones que la acompañaban. Su argumento fue que los Estados Unidos no estaban legalmente amparados por un acorde firmado bajo estas condiciones.

Ante el retraso del envío, por las vías regulares, de los documentos oficiales reclamados por la parte haitiana, el Contraalmirante decidió regresar a los Estados Unidos sin haber cumplido su misión. Una de las cláusulas del contrato leonino presentado por el Contraalmirante estipulaba “que mientras el tiempo que los Estados Unidos controlase el Mole St Nicolas, Haití no estaba autorizada a conceder ventajas, privilegios o concesiones a ninguna potencia, estado o gobierno en ningún puerto o porción de su territorio”. De hecho, el poder del gobierno haitiano sobre su propio territorio estaría limitado. Pero el Canciller Firmin, bien plantado en sus sentimientos nacionalistas, utilizó todos los procesos dilatorios para rechazar una demanda que atentaba contra la soberanía de Haití. Este caso es un ejemplo de la política de las cañoneras del que fue víctima Haití a lo largo de su historia.

Otro de los casos en los cuales el Canciller Firmin resistió las presiones americanas fue el asunto de William Clyde. Se trata de un agente de una compañía marítima americana, bien conectado en las esferas del Ejecutivo americano, que exigía del gobierno haitiano 500,000 dólares como subvención para el aumento del número de barcos a vapor entre Nueva York y Haití. En caso de que su solicitud fuera rechazada, él amenazaba con exigir el pago de una indemnización a todos los ciudadanos americanos por las pérdidas ocasionadas durante la guerra.

El Gobierno Haitiano, a través de su Canciller y Ministro de Finanzas, Anténor Firmin, rechazó aceptar esta solicitud que ocasionaría una sangría substancial sobre el tesoro público. Frederick Douglas, en esa época Embajador americano en Haití, consideró esta reclamación como vergonzosa, deshonesta y escandalosa, y rechazó apoyarla.

En estos dos casos, es necesario reconocer, la pasiva complicidad de este Jefe de Misión que ayudó a la diplomacia haitiana a salir de este embrollo. Es importante explicar el contexto en el cual se produjo este hecho. Los Estados Unidos reconocieron la independencia de Haití 58 años después, a pesar de la contribución apreciable realizada por los voluntarios venidos de St Domingue en la batalla de Savannah. Las intenciones expansionistas americanas en el Caribe comenzaron a precisarse. Ellos ambicionaban anexarse la República Dominicana o en caso de fracasar, obtener la concesión de la bahía de Samana, y en los casos de Cuba y de Puerto Rico, en la exclusión de España.

Firmin murió el 19 de septiembre de 1911 en St Thomas a la edad de 61 años, lejos de su tierra natal. Cien años después de su desaparición física, continúa siendo una de las figuras más emblemáticas de la vida política e intelectual haitiana. Fue un demócrata, un progresista, un visionario, un nacionalista, un intelectual de alto nivel. Nunca fue un Jefe de Estado, pero fue un gran hombre de Estado.

Por las ideas que él defendió, su discurso sobre la emancipación de los hombres y las mujeres de color sojuzgadas por el colonialismo y el racismo, su defensa del principio del derecho de los pueblos a vivir en libertad, su gran sueño de un Haití democrático y libre, de un Caribe unido y solidario, es que es más que legítimo y necesario rendirle homenaje a este gran hombre en su centenario de su muerte. En la obra científica de Firmin y en sus escritos políticos predomina su preocupación por el bien común y por el bienestar colectivo. El decía: “Ningún pueblo puede vivir indefinidamente bajo la tiranía, en la injusticia, la ignorancia y la miseria”.

Nosotros todos Caribeños, Africanos, hombre y mujeres de color, de inteligencia y de bondad, tenemos un deber de memoria hacia Firmin. Su más grande contribución fue el establecimiento de mejores relaciones sociales y raciales entre los hombres y las mujeres del planeta. Conmemorar a Firmin, es también rendirle homenaje a la contribución de los pueblos caribeños a la causa del progreso general de la Humanidad. El fue un gigante de nuestro Caribe.

Muchas gracias.

La Habana, 28 de septiembre del 2011.