jueves, diciembre 15, 2011

PERDON, AMIGA, POR MI INTRUSION EN TU VIDA


CONOCEDOR DE QUE HOY, JUEVES 15 DE DICIEMBRE DE 2011 ES TU CUMPLEAÑOS, ¿LO DIGO? NUMERO 79, SE ME HACE IMPOSIBLE NO TRAER A COLACION TODO LO QUE ALREDEDOR TUYO SE HA ACUMULADO EN TANTO TIEMPO, Y QUE ASI SURJA A LA LUZ PUBLICA LO QUE, CALLADAMENTE, HAS MANTENIDO GUARDADO EN TU MEMORIA.

AQUEJADA, COMO ESTAS EN ESTOS MOMENTOS, DE TANTOS DOLORES FISICOS POR EL EXCESO DE ACIDO URICO EN TU CUERPO, Y MANTENER UNA ENFERMEDAD DADA SOLO, SEGUN TUS PROPIAS PALABRAS, “PARA LA GENTE DE DINERO”, Y ADOLORIDA POR NO POCAS CAIDAS Y ACCIDENTES HOGAREÑOS ANTE LA INESTABILIDAD EN TU ANDAR, ES CONVENIENTE UN RECUENTO SOBRE TODO LO QUE ES Y FUE TU VIDA DE ARTISTA, DE CUBANA Y DE MUJER DESCENDIENTE DE HAITIANOS EN ESTE PAIS.

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El creole, se oyó en la radio y en la televisión cubana por primera vez en la voz de “La Haitianita”, una cantante de números románticos surgida casi de la nada y hasta el estrellato en los primeros años de la década de 1950.

La radio, surgida por vez primera en el año 1922, llevaba varias décadas y era el medio por excelencia en el país hasta el surgimiento en 1950 de la televisión. El español imperaba como único lenguaje transmisor.

De manera temeraria, con apenas varias semanas llegadas a estos medios como aspirante a cantante, y ganadora de competiciones para tal fin, la descendiente de padre y madre haitianos hizo honor al lenguaje de sus ancestros.

Desde sus primeras presentaciones interpretaba boleros en español y los terminaba en creole.


Pero: ¿quién era esta diva negra que lograba romper las férreas y, hasta a veces, crueles impedimentas de acceso a los medios de difusión en Cuba en esa época de la república colonial para toda persona de ese color en la piel?

Y, no solo eso, sino atreverse a significar su origen antillano y resquebrajar la triste realidad de una terrible discriminación social hacia los inmigrantes haitianos y sus descendientes, denominados despectivamente “pichones”.

Habría que remontarse en el tiempo a la década de 1940, cuando entre los sembrados de café en las montañas orientales, cerca de Santiago de Cuba, una niña de apenas diez años le cantaba a su hermano mientras iban recogiendo los granos.

O, en los momentos en que cargaba agua con un cubo sobre su cabeza y recorría el kilómetro de distancia entre el río y los barracones de haitianos.

Y, en las esporádicas fiestecitas del barrio, allá en San Fermín, en Ramón de Guaninao, término municipal de Palma Soriano, cuando apenas sin pedírselo entonaba canciones en creole y en español.

Así, sobrepuesta a las sistemáticas burlas de sus condiscípulos por los moñitos que recogían su pelo en la cabeza, se paraba ante todo el auditorio que formaban los niños de su escuelita. Nada más que las maestras se lo solicitaban, y rauda y veloz se colocaba al frente de todos y comenzaba a cantar.

Niñez, adolescencia y juventud estuvieron perneadas de esa afición por el canto.

Cierta vez, ya una jovencita, cantaba dentro de su casa mientras hacía los menesteres propios del hogar, ayudando a su madre y abuela. Por la acera pasaba en esos momentos Oscar López, entonces gran cantante folklórico cubano y de reconocida calidad tanto en el país como en el extranjero.

El se detuvo ante la puerta de la casa y esperó, sin ser visto, a que aquella muchacha terminara la pieza que cantaba. Entonces se le presentó y le preguntó si ella era artista y si hacía mucho tiempo que cantaba.

Ante la respuesta negativa a ambas interrogantes, con una gran sonrisa, sincero y cordial, le manifestó que tenía una muy buena voz y un gran temperamento para el canto.

Le propuso entonces que, si ella estaba de acuerdo y su familiares lo permitían, el se encargaría de encausar su magnífico dominio para el canto.

Pasó un corto tiempo desde aquel encuentro y la muchacha se vio, de pronto, con el aviso de que se presentara en las oficinas de Heliodoro García, un sagaz empresario, que quedó complacido con la voz de aquella muchacha y su dominio para el canto.

Velozmente se encargó de todos los pormenores para la preparación de ella. Corría el año 1954.

Transcurridos unos días fue propuesta y presentada en el programa musical “Buscando estrellas”, a las diez y media de la mañana, de la estación de televisión CMQ.

Supo dominar sus nervios ante tantas circunstancias nuevas para ella (las luces, las cámaras, los atrezos y otros). Interpretó su número impecablemente.

Eso le valió ganar el primer lugar. Fue bautizada entonces como La Haitianita.


La alegría fue inmensa. Ella, con su voz y gestos, toda una artista.

Los anfitriones y sus asesores le pidieron, y así lo hizo, que volviera a presentarse en la siguiente emisión del programa.

En esa oportunidad fue superada por otra concursante y alcanzó el segundo lugar.

La conmocionaron, en una y en otra oportunidad, las calurosas muestras de cariño del público asistente, el supremo juez para cualquier actuación.

Pasada, por así decirlo, la prueba de fuego de ese comienzo se dedicó en los próximos meses a tomar clases de canto. El maestro Mariano Menéndez, una gloria de Cuba, le transmitió la técnica y el perfeccionamiento artístico. También recibió los consejos y enseñanzas del maestro Candito Ruiz.

Sus promotores le gestionaron y se presentó en el programa del Canal 2 de la televisión dirigido por Joe Peñalver, con total aceptación y éxito.

Después fue solicitada para cantar en el programa del doctor Carlos Palma llamado “Show de medianoche”. Allí se mantuvo actuando por espacio de tres meses. Cultivó la canción romántica y el bolero, en español, y concluía las piezas en creole.

Entonces le comenzaron ofrecimientos de contrato en night club, cabarets y otros centros por la calidad vocal demostrada.

Ya en diciembre de 1955 actuaba en el Tropi-Ranch, el “petit paradise” de la Avenida de Truffin, a la entrada del famoso cabaret Tropicana, tras la firma con su empresario Rodolfo Capote.

Tras varias presentaciones, en una reñida puja, participó el 23 de diciembre en la competencia final del programa “Televisa contrata y paga”, transmitido a la 1:30 p.m. por el Canal 2 de la televisión. El ganador optaba por un contrato para trabajar en el mismo programa durante la semana siguiente.

La depurada voz y actuación suya le convirtió en la ganadora. Por ello fue contratada y actuó fuera de concurso en el siguiente programa competitivo.

Comenzó 1956 y continuó actuando en la televisión. El 10 de febrero la sección Un Pérez cualquiera, del diario cubano Ataja, publicaba:

OLIVA , el conocido fotógrafo de la farándula, decía anoche
refiriéndose a Rosa Jean, una voz grave muy agradable pero
poco conocida en Cuba, que el feeling de la cancionero era
sólo comparable al de Eartha Kilt. Y el hombre de la SIP lo
decía sin que le quedara nada por dentro…Por su parte
Gualterio Núñez, que también asistía a la conversación,
agregó: “Su estilo es de difícil adaptación en una Cuba tan
amante del ritmo marcado. Pero con el acompañamiento de
un buen intérprete del piano, se impondría”…

Ese propio mes de febrero concluyó sus actuaciones en el programa de televisión de Espinet Borges.

Entonces la empresa Discos Puchito le grabó un disco.

El domingo 13 de mayo de 1956 Le Nacional, revue du dimanche, de Haití, publicó:

“Rose Jean, née à la Havanne de père et de mère haïtiens
posséde une des voix les plus appréciées de moment. La
mélodie que module sa gorge est comme le message des
anges”.

“Avec le trésor de sa (ininteligible) que tous connaissent,
l´ampleur et les lignes plantureuses de son physique Rose
Jean brillerá rapidement dans la constellation des étoiles
de renommée internationale”.

Voilà en quels termes une revue cubaine ilustrée “La
Actualidad en Cuba” a présenté cette grande artiste
d´origine haïtienne.

Durante varios meses actuó en el night club “115” y le fue ofrecido un contrato para cantar en los Estados Unidos de Norteamérica.

El cabaret Tropicana la llamó entonces para integrar el elenco de la revista de Rodney “Voodu ritual”.


Actúa en el propio año 1956 en la película Yambao, desarrollada sobre una historia de la Cuba de 1850, en una plantación de caña de azúcar, entre amos, esclavos, brujas, espíritus y el sonido de los tambores.

En el año 1957 canta en el Pennsilvania Yacht Club y también en el Show en la medianoche, por los 1010 kilociclos de Radio Continental, junto artistas estelares nacionales y extranjeros.

Durante este año 1958 recorre las pistas de varios cabarets y night club: el Casino de Sevilla, en el hotel de igual nombre, la mantendrá en su elenco durante el mes de abril; Las Vegas Night Club la acoge durante los meses de septiembre y octubre;

En el país se origina el triunfo de la Revolución liderada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y, con el nuevo panorama social la vida de esta cantante continuó deleitando a los asistentes a los centros nocturnos, en los programas de la radio y la televisión cubana.

Las empresas artísticas estatales le propician extender su actuación a varias provincias del país, entre ellas Las Villas y Guantánamo.

Continúa, igualmente, presentándose en diversos centros nocturnos de la capital como el Palermo, el Club Johnny 88, Club Amanecer, Cabaret Capri y otros.

Aquejada por algunas dolencias corporales decide jubilarse y, desde entonces vive de los recuerdos de lo que significó su voz, las letras de sus canciones románticas y de bolero, su interpretación en creole y su figura en el país.