martes, diciembre 26, 2006

El PERIODICO TRABAJADORES publicó en su edición digital http://www.trabajadores.cubaweb.cu/2006/agosto/26/cuba/el-piloto.htm el 26 de agosto de 2006 el siguiente trabajo de María de las Nieves Galá,nacional@trabaja.cip.cu, que, por su interés, lo insertamos en nuestra página.

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EL PILOTO DE LAS CARRETERAS


Uno debe respetar su trabajo, amarlo, sea cual sea. Y sobre todo tener disciplina, cuidar la técnica, señala Ramón Adelo López Luis. Foto: AGUSTÍN BORREGO

“Si quieres que me conozcan, tienes que poner que soy Azulito, así me dicen todos, familiares y amigos”, me aclara sonriente Ramón Adelo López Luis.
La sangre haitiana se le descubre en el rostro; sale por sus manos y piel.
“Mis padres vinieron de Haití en busca de una vida mejor. Pero no pudieron cambiarla. Vivíamos pobremente en un batey del actual central Amancio Rodríguez, en la provincia de Las Tunas. Trabajando en el campo, pasando necesidades. Ahí cuando iba a entrar un carro, se atascaba, no podía llegar.
Ramón estaba seguro de que su destino no sería el mismo. Dispuesto a aprovechar las posibilidades de estudio que le ofrecía la Revolución, pasó por dos tecnológicos e incluso ingresó en la Escuela de Aviación de Pinar del Río, con el anhelo de convertirse en piloto.
Sin embargo, el destino lo privaría de ese deseo. Un accidente en un salto de paracaídas lo tronchó. Del intento le quedarían para siempre una cicatriz en la cara y otra en una de sus piernas.
Ya a finales de la década del 60, se integró a la Columna Juvenil del Centenario; estuvo entre los que participaron en la zafra de los 10 millones y durante algunos años permaneció en las filas del Ejército Juvenil del Trabajo, donde, paso a paso, se formó como mecánico y posteriormente como chofer.
Si bien no anduvo por las nubes, fue piloto de tierra. En esa fecha su destino quedó marcado: se convirtió en camionero y recorrió el país de punta a cabo.

UNA TROPA DE CHOQUE

“Hace 32 años que comencé en la empresa de camiones, que ha adoptado diferentes nombres, pero siempre haciendo semejante labor. En ese entonces era flaquito, parecía un muchachito. Me paraba en alguna cafetería a merendar y a veces alguien preguntaba quién era el conductor y no querían creer que era yo”, recuerda Ramón.
Según refiere, con la experiencia del tiempo, el oficio de camionero es tan serio como el de piloto.
“Uno debe respetar su trabajo, amarlo, sea cual sea. Y sobre todo tener disciplina, cuidar la técnica y los recursos que ponen en nuestras manos”.
Consciente de que la lucha contra el delito y la corrupción es una de las esferas principales donde deben ejercer acción, señala que cada conductor, cada trabajador debe ser el principal cumplidor de lo establecido.
“En la empresa de Servicios Nacionales (SERVINAC) tenemos un plan para la protección de todas las áreas vulnerables. Cada lunes a las 7 y 30 de la mañana hacemos un matutino, en el cual se lee un boletín emitido por la Unión de Camiones, donde se recoge cualquier suceso extraordinario ocurrido en la UDECAM (Unión de Empresas de Camiones). Eso contribuye a alertar y educar, a no confiarnos y a estar mejor preparados. De cada hecho hay que sacar una lección”, acota.
Con satisfacción rememora la última temporada en que los choferes y técnicos se volcaron a recuperar los más de 25 camiones que tenían de baja técnica. La entrada de piezas de repuesto, junto a la labor de los innovadores y racionalizadores, hicieron posible que hoy la mayor parte de los vehículos funcionen.
Con una plantilla de 143 trabajadores, de ellos 82 choferes, SERVINAC ha logrado mantenerse como vanguardia nacional durante los últimos cinco años. Dedicada al apoyo de las tareas de la Batalla de Ideas, el colectivo se considera —según su líder sindical— como una tropa de choque, dispuesta a cumplir cualquier tarea que les asignen.
Reafirma que la manera de responder a la Proclama de Fidel es trabajando. A estas alturas, para el cierre de agosto, esperan haber cumplido casi al ciento por ciento el plan de producción del año.
Popular entre sus compañeros, ha sido durante muchos años dirigente sindical, de modo que todos coincidieron en seleccionarlo como delegado directo al XIX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
“Eso significa un compromiso y el deber de representarlos con honestidad y sinceridad en mis planteamientos”.
Azulito habla con pasión del sindicato y de su papel ante los trabajadores: “Hay que defender sus derechos conociendo las leyes, sin pasiones.
Debemos tener claro que nuestro principal compromiso es con el Partido y la Revolución”.
De acuerdo con los cálculos, en sus 36 años como conductor, ha recorrido más de 6 millones 480 mil kilómetros, sin ningún accidente. “La gente tiene que amar lo que hace. Cuando estoy en un lugar y dicen algo malo de mi empresa, me siento triste, aunque no digan mi nombre; de lo contrario, cuando nos ponen de ejemplo y nos felicitan me pongo contento”, añade.
Presidente del CDR número 10 de San Miguel del Padrón y coordinador de la Zona 63, dice que esa labor no sería posible sin la cooperación de su esposa Marisol López. “En mi familia tengo ayuda. ¡Soportar a un camionero no es fácil!, pero hay comprensión de lo que uno hace”, subraya.
Amante de la ciudad, alguna que otra vez va de nuevo a su barrio natal. Le gusta sentarse bajo la mata de mamoncillos, hablar con los viejos amigos y recordar el pasado. “No se pueden olvidar las raíces, es como volver a nacer”, sentencia.